A trip to a different library in Cuba | [EN/ES]

Today, going to a public library might seem strange to many. Sadly, it's common to find these places empty, as almost everyone prefers to search for information online, thus losing the magic of the physical book: its smell, the feeling of turning the pages to immerse oneself in the story, or those poems that simply don't exist in a digital format.

In my city, we are privileged to have a library that is always open to the public. It is located right in the city center, in a building that has already reached its 100th anniversary, and despite the noticeable neglect—the dust on the shelves and the occasional need for maintenance—it continues to offer interesting attractions beyond its architecture and interior gardens.

Built between 1905 and 1912, this eclectic architectural gem has two floors open to the public. Its construction cost was estimated at a quarter of a million pesos at the time, a sum that would be indescribable today.

For many years, it housed the Government Palace before becoming a Public Library, which at one point received over 100,000 adult readers in a single semester. Today, I doubt that number of visitors exceeds one hundred.

Inside, you can access the Caturla Room, a preferred venue for musical and choral activities due to its unique acoustics.

Near this room we can find the Rare Books Room (it was closed at the time of our visit), a room that treasures historical documents of great value, such as the Annals and Ephemerides of San Juan de los Remedios, letters from Marta Abreu and The Roman Senate, published in 1867.

As part of a strategy to bring history closer to the people, its workers have decided to display various images on their portals that give us an idea of ​​what the city was like from its beginnings.

Another unique detail is hosting various craft festivals that promote the development of genuine work from each territory, starting from popular local art.

In this way, the colors, offers and options for the people are diversified and appreciated.

So, like these dolls for girls, I open my arms to say goodbye for now, but not before giving each of you a hug of light!

Hoy día acudir a una biblioteca pública, para muchos, podría parecer algo extraño. Es lamentablemente frecuente descubrir a estos sitios vacíos pues casi todas las personas prefieren buscar información a través de las redes virtuales, perdiéndose así la magia del libro físico, su olor, el pasar las páginas para abrazar la historia, o aquellos poemas que no existen de modo virtual.

En mi ciudad contamos con el privilegio de tener una biblioteca siempre abierta al público. Está ubicada en el mismo centro urbano, en un edificio que ya alcanzó los primeros 100 años de vida y, a pesar del abandono que se palpa en relación al polvo sobre los estantes y algún que otro mantenimiento necesario, continúa brindando atractivos interesantes más allá de su propia arquitectura y los jardines del interior.

Construida entre 1905 y 1912, expresión de una arquitectura ecléctica, consta de dos plantas de acceso al público. En su construcción, su costo se calculó en un cuarto millón de pesos de la época, cifra que ahora mismo sería indescriptible.

Durante muchos años, fue la sede del Palacio de Gobierno hasta luego devenir en Biblioteca Pública que llegó a recibir más de 100 000 lectores adultos en un semestre. Hoy día, este número de asistentes no creo que sobrepase el centenar.

En su interior se puede acceder a la Sala Caturla, un sitio de preferencia para actividades musicales y corales por la acústica singular que posee.

Cerca de esta sala podemos encontrar la Sala de Fondos Raros (estaba cerrada en el momento de nuestra visita), una sala que atesora documentos históricos de gran valor, como los Anales y Efemérides de San Juan de los Remedios, cartas de Marta Abreu y El Senado Romano, publicado en 1867.

Como parte de una estrategia de acercar más la historia al pueblo, sus trabajadores han decidido exponer en sus portales diversas imágenes que nos brindan una noción de cómo era la ciudad desde sus inicios.

Otro detalle singular es el recibir diversos festivales artesanales donde se promueve el desarrollo de la obra genuina de cada territorio desde lo popular en el arte local.

De este modo, el colorido, las ofertas y opciones para el pueblo se diversifican y se agradece.

Así, como hacen estas muñecas para niñas, abro los brazos para despedirme por ahora, no sin antes regalarles a cada uno de ustedes ¡un abrazo de luz!